jueves, 19 de febrero de 2015

Memeces

Suscitó muchas risas entre mis amigos una asignatura que cursé; se llamaba “memeces”. Así nombrábamos los estudiantes la Mecánica de Medios Continuos (MMC). Infiel modo de abreviarla; lejos de ser memez, es muy, pero que muy útil. Voy a mostrar un ejemplo de por qué lo es.

Supongo que existen muchas maneras de describir el funcionamiento de una cabeza, es difícil conocerlas todas. Lo que sí está claro es lo que no es: la cabeza no es homogénea.

Si estudiáramos el interior de un cerebro mediante mi amada MMC, nos daríamos cuenta de que nada explica peor su esencia que la palabra “uniforme”.


Pongamos por caso que disponemos de una mente en condiciones estándar. No tiene preocupaciones, tiene una rutina establecida, unos hábitos concretos y un modo de trabajar bien organizado. Lo que viene a ser una delicia, lo nunca visto. Ahora, mallamos esta cabeza, es decir, instalamos en ella una base tridimensional de puntos equidistantes entre sí, por ejemplo, a cm. Nuestra muestra tendría el aspecto siguiente:


Lo más interesante llega a continuación. Algo se tuerce y va mal. Introducimos un problema en la cabeza-muestra. O una preocupación, algo que agobia. El sector afectado podría ser el social, por ejemplo. Ello causa una inflamación en el apartado “amistades” de nuestra mente, luego la distribución de puntos en esa zona ya no es homogénea, como al principio, sino que se encuentra alterada. Vendría a ser el dibujo siguiente:


Sin embargo, si el mismo problema lo aplicáramos en otro sector, la inflamación podría ser mayor o menor. Aunque la magnitud del problema fuera la misma, la afectación variaría, como si se tratara de diferentes materiales dentro de una misma mente. He aquí el porqué puedo asegurar que la cabeza no es homogénea. Y si añadimos la diferencia de prioridades entre unas personas y otras, las posibilidades son infinitas. Como si existiera un abanico eterno de materiales de los que se puede componer "virtualmente" una cabeza, cada uno con sus propiedades. Impresionante.

Sé que es una manera totalmente freak de demostrarlo, pero una memez como ésta, analizada mediante memeces, se convierte en una diversión… Una trufa más que, al rallarla, da sabor.

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