Vamos con el tema estrella, aquél del
que tantos hablan. Lecciones, opiniones, infravaloraciones. Pero con un enfoque
diferente esta vez, porque en realidad, enamorarse es de ricos.
Hay que tener mucho valor para
enamorarse, suficiente para poder dar y vender. Tenías tu vida, con sus
parcelitas y sus normas. Con su orden intacto y sus prioridades. Tenías el peso
de tu felicidad repartido a la perfección entre tus propios pilares, aquellos
que en gran medida dependían de ti. Eso que llaman “bajo control”, sí, yo creo
que lo tenías. Y apareció ella de la nada y con una sola frase, un gesto, ahora
podía hundirlo todo o elevarlo al cielo. Hay que ser muy rico en coraje para
compartir las riendas, amigo. Tuviste que ser millonario.
Hay que tener mucha confianza para
enamorarse, uno debe quedarse hasta ciego. Le diste el poder para destruirte,
sabiendo que no lo haría. Confiando.
Y cada día sus ojos te recordaban que hacías bien, pero compañero, somos
ingenieros. ¿Dónde está la prueba, el principio? ¿Dónde está la demostración empírica
que arranca las dudas desde su raíz, que las destruye? Ella las arrancó, y eso
gracias a tu infinita cuenta de confianza. Porque eras rico, muy, muy rico.
Millonario.
Hay que tener tiempo, paciencia para
enamorarse. Hay que evitar las prisas de éste, nuestro siglo. Las mariposas
vuelan suave, precioso. Su aleteo es potente, alguien me dijo que podía causar
tsunamis. Pero hay que darles tiempo para que lleguen, a tu estómago y al suyo.
Hay que mimar el trato, cortejarla.
Te dijeron que nunca serías capaz de conquistarla, que era imposible. Y a base
de esfuerzo les enseñaste que no tenían razón, construiste poco a poco ese
pilar nuevo. Porque fuiste tan rico… Millonario. Y ella lo supo y lo sabe aún.
Enamorarse… ¿Quién se atreviera?
¿Quién fuera tan valiente, confiado, inocente, entregado? Sereno y paciente,
¿quién? No es fácil, no hay tantos. Porque, en realidad, lo de enamorarse no es
para cualquiera. Enamorarse… Es de ricos.
Creo que más que paciencia, en este mundo tan rápido, lo que deberíamos hacer es parar y disfrutar de las cosas más serenamente, dando importancia a los demás, a la amistad, a la familia, siendo generoso, y cuando él aparece, estar entrenados a dar y a no esperar recibir, a comprometerse. Eso es ser valiente. Y así eres mucho mas feliz.
ResponderEliminarEl o ella, se entiende.
ResponderEliminarUsted sabe expresarse muy bien!!, Espero que la chica del texto no sea usted, pues creo que añora a alguien que dejó escapar.
ResponderEliminarMario