martes, 11 de febrero de 2014

Tinta & Marfil


He pensado que lo mejor era empezar justificando el nombre que escogí para el blog. Debo reconocer que parece que esto de la imaginación se atrofie, tardé mucho –y cuando digo mucho, digo penosamente demasiado- en escogerlo. Al final, como las cosas más definitivas, apareció en mi cabeza como si llevara tiempo allí, bailando, esperándome.

La tinta parece volátil, sencilla. Homogénea, incluso dulce. Parece de todo menos… Eterna. Cae una gota sobre un pergamino y ya nunca la voy a poder borrar. Es ideal para describir aquellos pensamientos más profundos, los que nos comen por dentro. Los que nos quitan el sueño y nos lanzan sobre el abismo de una cavilación sin final. Los que permanecen aunque nos parezcan olvidados. Los que tememos y amamos a la vez.

El marfil, material precioso. Color pergamino y origen misterioso. Más delicado de lo que ya parece ser, infravalorada su escasez. Si algo es escaso, tiene valor. Eso nos enseña la experiencia, la lógica y también aquellas clases de economía que tanto me gustaban. Si escribo con tinta, mejor que sea sobre material preciado. Preciado y precioso, como una buena reflexión, un enfoque nuevo. Aprender sobre las cosas más importantes y también sobre las más sencillas, las que no despiertan curiosidad en nadie, o en casi nadie.

Así pues, pensé que “De tinta y marfil” era lo que mejor podía describir lo que quiero de este blog. Anécdotas, pensamientos o lo que a la mente le plazca presentar, todo puede estar hecho de tinta y marfil, así lo sueño yo. Así lo sueña esta pequeña pensadora a la que algunos llaman Bells.

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